La atleta olímpica y ex campeona panamericana de salto en alto volvió al CENARD y está a punto de ser Witteveen de…

Con fecha de casamiento para el 30 de enero, la recordista sudamericana retornó al CENARD en octubre apuntándole al Iberoamericano 2010. Desde la pista «Delfo Cabrera» analiza sus últimos años alejada de los primeros planos y anticipa: «Me encantaría despedirme en Londres 2012».

Día nublado en el CENARD con un cielo que amenaza una tormenta que al final no se concreta. La pista «Delfo Cabrera» empieza a ser escenario de las primeras actividades de los deportistas argentinos que entrenan «en la casa del deporte argentino», y entre los pioneros está ella, Solange Witteveen. La mejor saltadora en alto argentina de la historia, representante olímpica y campeona panamericana en Winnipeg 1999, retornó al CENARD el 20 de octubre para encarar su preparación hacia 2010, aunque con otro enfoque.

Solange Witteveen sueña con retirarse en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

«Hoy en el CENARD hay una Solange diferente, con 33 años y otras motivaciones en su vida, otros objetivos como casarme y tener hijos en un futuro, y dedicarme a otras cosas. Mis motivaciones cambiaron y el deporte ya no es lo primordial, el atletismo tampoco me exige el lo mismo porque el cuerpo acumula información y con menos horas hoy rindo más. Pero lo disfruto y mientras tanto seguiré», arranca la charla Solange, quien vive desde hace tres años en Los Angeles y está ultimando los detalles para su casamiento con Gustavo, novio de la infancia y ex atleta de decatlón, el 30 de enero.

– ¿Y entonces cómo se explica verte entrenando en el CENARD?

Todavía no estoy para el retiro y tengo un objetivo muy claro para el 2010 que es el Iberoamericano de San Fernando, España, a principios de junio. Conseguir la medalla es complicado pero puedo lograrlo. El año pasado saque la medalla de bronce en Iquique (Chile) y la idea es mantenerla, aunque recién estoy empezando la temporada y todavía no tengo una medida como para proyectar que pueda pasar.

– ¿Cómo fueron tus últimos años más allá de las competencias?

El 2008 fue bastante raro porque empecé con dolores en el Tendón de Aquiles y lesiones, y al final me fue mejor que en años anteriores. Hice 1.85 metros en el Campeonato Sudamericano, y logré así la medalla de plata con mi mejor marca de los últimos cuatro años.

Y este año fue muy positivo porque después de buscar mucho, conseguí un entrenador que me va a estar acompañando en Los Angeles y me va ayudar en la parte técnica. Se llama Dave Rada y vino a los Juegos Panamericanos del 95 en Mar del Plata como jefe de entrenadores de atletismo de Estados Unidos. Ya entrenamos un par de veces juntos y acordamos arrancar de lleno en febrero, manteniendo la estructura que tenia con mi entrenador Miguel Vélez, quien seguirá trabajando conmigo.

El apellido Witteveen irrumpió con fuerza en el atletismo en 1997 cuando marcó el record sudamericano que aún hoy se mantiene vigente con 1.96 metros alcanzados en Oristano, Italia.

Luego se sucedieron éxitos como el oro en los Odesur de Cuenca 1998 y en el Iberoamericano de Río de Janeiro 2000, como también la medalla de plata en el Ibero de Portugal ‘98. Además fue campeona argentina en el ’93, ’95, ’97, ’99, ’01, ’04 y ’05 y participó en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y Atenas 2004.

– ¿Cómo viviste tu ausencia en los Juegos Olímpicos de Beijing?

Ya un año antes de Beijing estaba saturada, quería para un poco porque estaba realmente cansada pero pensaba en seguir hasta los Juegos. Dos meses antes que cerrara la fecha para las marcas comencé a competir dos veces por semana en todo tipo de torneos en Los Angeles y estuve cerca de la marca mínima B que era 1.91, pero no lo logré por cuestiones técnicas que aun no puedo corregir. No pude clasificarme y fue doloroso. Me hubiera encantado ir pero miro para adelante y pongo como objetivo Londres 2012 si es que sigo en carrera.

– ¿Pensás que te queda resto para seguir?

Un atleta puede seguir si hay motivaciones y no complican las lesiones. La ucraniana Inga Babakova empezó a destacarse a los 28 años y a los 35 estaba en los podios. Otra es la mexicana Romary Rifka, que es mi referente: dejó la actividad durante un tiempo, tuvo hijos, y a los 36 anunció que volvía con las intenciones de saltar 1.85 metros para ir al Sudamericano y al final llegó a Beijing con 1.95, además de haber sido campeona panamericana en Río de Janeiro 2007.

– ¿Soñás con una despedida en los próximos Juegos Olímpicos?

Me encantaría que mi despedida sea en Londres 2012. Sería muy bueno poder preparar Londres, volver a tener el nivel de hace algunos años y tomarlo como Juego despedida. Aunque en verdad una siempre piensa en el retiro y después seguís entrenando.

Solange se recibió de profesora de educación física en 1997 en el Instituto Superior de Ecuación Física «Romero Brest», que se encuentra junto al CENARD. Luego continuó materias en España y así culminó la Licenciatura en Cataluña en 2003. También terminó segundo año en Administración de Empresas en la UBA.

– ¿Cómo ves el futuro del salto en alto en Argentina?

¿Habrá 30 saltadoras en alto en el país?, es la pregunta que siempre me hago. En verdad no se pero, lo que es seguro es que hay muy poca cantidad de gente en comparación con otros países. Están Valeria Paz, Betsabé Páez y Daiana Sturtz que están saltando muy bien, pero seguimos siendo pocas y alguien que hoy tenga nivel para ganar una medalla en un Sudamericano… no hay.

– ¿Y el futuro de Solange Witteveen?

Va a depender de dónde este viviendo. Hoy estoy enfocada en otras cosas pero apoyo a los ex deportistas que se preocupan por las generaciones futuras. Hoy por hoy no tengo eso en mente, pero quizá el día de mañana junte ganas y trate de aportar mi granito de arena desde algún área.

Prensa – Secretaría de Deporte de la Nación