Desde que en 1987 entró a trabajar como Ingeniero en la planta de producción de camiones de Kamaz (Naberezhnye Chelny, Rusia) Firdaus se involucró profundamente en el diseño de los nuevos modelos que le dieron fama mundial a la compañía.

Foto: Marcelo Maragni

Y así fue como en el ’92 el mismísimo dueño de la compañía le ofreció a probar un camión. Y le gustó. Le gustó tanto que no ha dejado de hacerlo hasta hoy. «Soy feliz en las competencias -asegura en el vivac de Copiapó-. Igualmente, reconozco que el trabajo de piloto es muy especial, ya que uno es responsable del trabajo de todo su equipo y principalmente de las vidas que lleva en el camión».

Las moles azul-celestes de los Kamaz que corren el Dakar pesan 9500 kg y están preparadas para todo tipo de terrenos. «Mi estrategia en esta prueba es la de no correr riesgos… La carrera es muy larga y lo más importante es pensar, ya que el éxito o el fracaso no se definen en un solo día», señala el piloto ruso.

Y enseguida agrega que, a su criterio, ésta es la más compleja de las tres ediciones sudamericanas que hasta ahora ha tenido la prueba. «Hubo tramos muy lindos pero muy complicados -opina, justo promediando el desafío-. Se puede decir que este año realmente se parece a África».

Foto: Gentileza Motores a Pleno (www.motoresapleno.com.ar)

«¿Que si hay competencia dentro del equipo Kamaz? Por supuesto, aunque se vive de una manera muy amistosa. Con Vladimir (Chagin) nos preocupa principalmente darle al equipo buenos resultados -asegura-. Es obvio que todos queremos ganar, pero nos ayudamos y la pasamos muy bien… Incluso visitamos a nuestros competidores y los invitamos a comer».

Y concluye, sonriendo, y dirigiendo su mirada a algún punto lejano sobre el árido horizonte: «Lo que resta es lo más complejo del Dakar. Pero también es lo más lindo, ya que nuevamente nos encontraremos con el público argentino, que es muy cálido y nos hace mucho bien».

Textos: Prensa Red Bull